Este tercer tema de la asignatura me ha aportado una visión general, pero a la vez amplia, de la historia de la literatura. Esto es algo que siempre he “echado de menos” en mi formación académica, tener una visión general para poder, al menos, situar en el tiempo las principales corrientes literarias. Siempre, a mi modo de ver, en todas las asignaturas, tanto en la ESO como en Bachillerato, hemos intentado profundizar mucho en los temas, en las etapas históricas, cuando es mucho mejor dar pinceladas de cada época histórica y tener una visión general de los diferentes momentos en lugar de, profundizar mucho en cada uno para terminar no sabiendo nada de ellos ni de en qué momento histórico situarlos.
Me ha parecido interesante observar cómo, la historia de la literatura es pendular, oscila de un “extremo” a otro continuamente, de lo platónico a lo aristotélico. He podido darme cuenta de cómo la historia es cíclica, de que repetimos continuamente patrones previos, anteriores. Quizá no tanto patrones sino, más bien, la base de cada uno de los estilos y movimientos es de un tipo o de otro.
Otro aspecto de la elaboración de los apuntes que me parece apropiado destacar es que tuviésemos que entresacar, de cada uno de los momentos de la historia de la literatura, algún libro o autor que nos pareciese apropiado para trabajar en Educación Primaria. Esta “selección” me ha ayudado a reflexionar sobre el momento evolutivo de los niños de Primaria y, de alguna forma, a ponerme en su lugar, intentando pensar como un niño de seis a doce años, para ver qué obras o autores pueden resultar interesantes y cuáles no. Considero que este ejercicio es necesario llevarlo a cabo, entrenarnos en él, en nuestra etapa de estudiantes de magisterio. Debemos adquirir una serie de destrezas a la hora de seleccionar y diseñar actividades para trabajar la lectura (aunque no solo esto) en el aula. No obstante, con esto no quiero decir que, cuando salgamos del Centro Superior de Estudios Universitarios La Salle ya seamos maestros contrastados y con una enorme experiencia pero sí, al menos, tendremos que “dar” un mínimo, que ser capaces de seleccionar un libro de lectura y tener la imaginación suficiente como para diseñar actividades interesantes y motivadoras para niños de Educación Primaria. Si no somos capaces de hacer esto, quizá sea preferible volver a primero de carrera… Con esto, tampoco quiero decir que no podamos asesorarnos o pedir ayuda a otros (como por ejemplo escribir un correo a Irune para que nos recomiende libros…), pues lo tendremos que hacer durante toda nuestra experiencia como maestros, ¡cuanto más en nuestros primeros años!, cuando seamos novatos en la profesión. Además, a mi modo de ver, un maestro que no se deja asesorar por otros colegas, que no busca recursos en páginas interesantes o pregunta a sus formadores no es buen maestro. Pienso que siempre quedan cosas por aprender y que se aprende durante toda la vida, el aprendizaje es una tarea continua y de por vida y, un maestro, debe tener claras estas cosas. Un maestro debe tener la suficiente humildad como para estar siempre dispuesto a aprender, con una actitud receptiva y no solo de las fuentes que he citado anteriormente sino, también y sobre todo, de las veinticinco (si no más…) fuentes que tiene todos los días en clase.
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