Buscar este blog

jueves, 22 de diciembre de 2011

actividades previas, durante y después de la lectura para los alumnos y...también para los maestros

¿Cómo podemos realizar una correcta animación a la lectura y favorecer en nuestros alumnos gusto por la lectura? Planteamiento del problema.
            
Primeramente sería interesante introducir el juego como medio para llevar a cabo estas tareas. Como bien apunta Irune en uno de los Power Point que nos ha facilitado, uno de los objetivos, o de las tareas del maestro es animar a leer pero, no de cualquier manera sino a través del juego, es decir, la frase quedaría de este modo: “animar a leer a través del juego”. Si tenemos en cuenta el significado de cada una de las palabras claves tenemos que, animar es “dar vida”; leer es un “proceso consciente de comprensión de un escrito”; el juego es una “actividad recreativa” por tanto tenemos que, “animar a leer a través del juego” significa “dar vida al proceso consciente de comprensión de un escrito a través de una actividad recreativa”. Suena bastante bien esta “fórmula”, el problema es ¿cómo llevarlo a cabo? Hay otro aspecto en el Power Point que se me antoja fundamental, el atractivo de la tarea es igual a dividir la satisfacción producida entre el esfuerzo necesario para llevarla a cabo. Aquí es donde reside el problema de la lectura. Los maestros han solido confundirse tanto en los libros de lectura como en la forma de trabajar la lectura en el aula. Parece obvio que si, a cualquier adulto que le gusta leer, le preparasen una batería de preguntas sobre el libro que acaba de leer, a contestar nada más acabarlo, dejaría de leer o tendría mucho menos intereses. Y si a esto añadimos que, el libro en cuestión, es impuesto desde fuera, no elegido por la persona en función de sus gustos sino elegido por otro, el gusto por la lectura descendería hasta cotas cercanas a cero. Podríamos reflexionar los maestros y futuros maestros sobre por qué muchos niños manifiestan que sí les gusta leer pero no lo que les mandan en el colegio, creo que en las líneas anteriores podríamos encontrar la clave del problema. Hasta aquí hemos planteado el problema, ahora bien, comencemos a plantear soluciones, a responder a nuestra pregunta. Según dice Platón “educar es enseñar a desear lo deseable” pues bien, todos estaremos de acuerdo en que leer es deseable, la lectura, la literatura y los libros son elementos culturales deseables. Si lo que pretendemos es alcanzar el placer, desear algo que es bueno, el objetivo es, de este modo, conseguir alcanzar algo que es bueno para nosotros, parece lógico que, ese placer, deberíamos alcanzarlo por medio del placer. Pero, en ocasiones, hacemos de algo placentero, como es la lectura, un elemento tedioso, pesado e insoportable. Lo mismo sucede con el aprendizaje, cuántas cosas aprendemos, o mejor dicho, deberíamos aprender en el colegio, interesantes que, precisamente por la forma en que son enseñadas, ni las aprendemos ni nos parecen interesantes. Pero el caso de la lectura es igual o peor, lo que debería ser un motivo de placer, de tiempo libre, de ocio, se convierte en una imposición escolar, de un libro que ellos no han elegido, y que para colmo, al terminar de leerlo, deberán hacer un examen o un trabajo sobre él. Con estos planteamientos normal que los niños terminen por odiar la lectura. Pienso que, el mejor antídoto para terminar con esta situación es el juego. Deberíamos basar nuestras animaciones a la lectura, las actividades previas, post y durante la lectura en el juego. El juego es el elemento más placentero para presentar algo que debería ser también placentero y, que de hecho, lo es.

El juego no es algo difícil de llevar a cabo ya que, para empezar es algo intrínseco al ser humano. El hombre siempre ha tenido actividades recreativas, actividades para pasar el tiempo libre, buscando siempre la diversión que nos hace sentir bien. El juego es motivador, permite la implicación sin esfuerzo y se obtiene de él un aprendizaje significativo. Sirva como ejemplo lo siguiente: todo deportista nota menos el cansancio, producido por la actividad física, en el contexto de un juego que haciendo la actividad física fuera de un juego. Cuando hacemos bicicleta estática no nos estamos divirtiendo pues, estamos pedaleando para nada, para no llegar a ningún sitio, simplemente para hacer el ejercicio necesario. En cambio, cuando jugamos al fútbol o al tenis, realizamos el mismo esfuerzo físico, o más, y no notamos tanto el cansancio porque, cada carrera, cada esfuerzo, lo haces con un fin concreto en ese momento, sin pensar en el ejercicio que estás realizando. Podríamos decir que, con la bicicleta estática, estamos pensando continuamente en el ejercicio que estamos realizando porque no estamos haciendo nada lúdico ni divertido para nosotros; en cambio, con el fútbol o el tenis estás jugando, formando parte de un juego que te divierte. Lo mismo sucede con la lectura, si la tomamos como un juego, nos gustará leer, aprender cosas nuevas y leeremos con el fin de entretenernos, bien porque nos guste ese libro, nos interese su temática… en cambio, si tenemos la lectura como una obligación, como una habilidad que hay que aprender y reforzar mediante la lectura de libros y más libros, estaremos haciendo como aquel de la bicicleta estática, estaremos pensando continuamente en leer como una obligación para alcanzar un objetivo concreto, de modo que no será ni lúdico, ni divertido, ni motivador ni atrayente porque, nadie que hace bicicleta estática lo hace porque le guste quemar calorías o pedalear sin sentido. Estos son elementos secundarios, al igual que aprender a leer o aprender conceptos mediante la lectura, lo importante es divertirnos leyendo, entretenernos porque la literatura nació precisamente para ello, para entretener.

En los juegos para acercarse al libro tenemos dos agentes importantes: el cuentacuentos y la lectura. Las historias, los cuentos y los cuentacuentos son esenciales en la vida de los niños. Por medio de ellos los niños van creando amor por los libros pero, además de esto, van atesorando en la memoria momentos y afectos envueltos de magia y luminosidad.



La narración de un cuento se puede realizar tanto en el aula como en casa. Es habitual que los padres cuenten a los niños un cuento antes de irse a dormir. Esto es una práctica que favorece el gusto e interés por la lectura, al igual que favorece la imaginación del niño. Es importante narrar el cuento, no leerlo. Al igual que debemos intentar que los niños aprendan los cuentos y sean capaces de contarlos a otros, ésta es la manera en que se han transmitido los textos folclóricos de generación en generación, de un país a otro…y tenemos que intentar que no se pierda ese modo de transmisión de las historias. Además fomentamos la imaginación y la creatividad del niño si tiene la capacidad de cambiar el cuento y, al narrarlo, puede introducir o quitar (voluntariamente o no) algunos elementos. En cambio si lee no puede realizar cambios en la historia. La lectura de un libro en el aula o fuera de ella no debe conllevar una batería de preguntas al finalizarla, debe hacerse por placer, el niño debe descubrir el placer en la lectura no ver en ella una obligación o un examen. La comprensión lectora puede trabajarse a través de preguntas utilizando textos breves en clase, no utilizando el libro de lectura.

¿Cómo deben ser las actividades previas a la lectura?

Las actividades de prelectura están diseñadas para motivar el interés de los estudiantes, activar conocimientos anteriores o preenseñar conceptos y vocabulario potencialmente difíciles. También constituye una gran oportunidad para introducir elementos de comprensión como causa y efecto, comparación y contraste, personificación, idea principal y secuencias, entre otros.


A pesar de haber sido entendida durante mucho tiempo como una actividad pasiva, en los últimos años se ha considerado la lectura como un proceso interactivo entre el texto y el lector. Debemos ser conscientes de que la lectura es un modo de aprender jugando, de forma lúdica, sin darnos cuenta. En la lectura influyen los conocimientos previos que posee el niño, sus vivencias y experiencias y, todo ello, interactúa con la nueva información y da un significado a lo que leen, por tanto, la lectura es fundamental para su proceso de aprendizaje.

Por ello debemos asegurarnos de que nuestros alumnos tienen ya alguna idea general sobre el tema acerca del cual va a leer, y de que dicha idea es clara. Esto tenemos que comprobarlo con las actividades previas a la lectura. Si no se diesen estas condiciones, las actividades de prelectura harán de puente entre lo que el lector ya sabe y lo que va a leer inmediatamente.

Es importante tener en cuenta que leer no es simplemente descodificar palabras, frases o párrafos sino interpretarlos. Y cada niño puede interpretar el texto de una manera diferente.


En las actividades previas a la lectura no podemos dejar de hacer alusión a las ilustraciones de la portada o la contraportada y comentar con los alumnos qué les sugiere. Ellas nos dan pistas acerca de lo que vamos a leer pero, no solo las de la portada y contraportada, también las interiores. Podríamos plantear como actividad de prelectura que ojeasen el libro y se fijasen en las ilustraciones. Podemos preguntarles de qué piensan que irá la historia teniendo en cuenta lo que aparece en las ilustraciones. De esta manera estaríamos haciendo predicciones acerca del libro a través de sus ilustraciones.


Lo mismo sucede con el título, éste es un elemento que nos otorga multitud de pistas acerca de la trama del libro. Puede ser uno de los protagonistas de nuestras actividades previas a la lectura. Podemos realizar predicciones acerca del libro a partir del título, o relacionarlo con experiencias personales de cada uno de los niños. Uno por uno pueden 
ir diciendo que les sugiere el título y si les recuerda a alguna anécdota que les haya pasado, algún viaje, amigo…

Podemos un personaje del libro de una forma atractiva para nuestros alumnos de modo que despertemos el interés por saber más de ese personaje. Otra idea interesante de actividad consiste en presentar las letras de un texto del libro significativo de forma desordenada, puede no ser las letras y ser las palabras, y que nuestros alumnos tengan que ordenarlas y, a partir del texto que obtengan, realizar predicciones sobre la trama del libro.

La presentación de ilustraciones del libro también nos sirve para realizar predicciones acerca de él. En algunas ocasiones los libros pertenecen a colecciones y, los niños, han podido leer alguno de la misma colección o en el que aparezca el mismo personaje. Si es así, podemos poner en común qué sabemos sobre el personaje, qué conocimientos previos tenemos acerca del libro en definitiva.


¿Cómo deben ser las actividades durante la lectura?
Las actividades durante la lectura tienen como objetivo dar la oportunidad a los alumnos de poner en común cómo, cada uno de un modo diferente, está imaginando la historia. Son un seguimiento de la lectura, de lo que llevamos leído del libro, cada cual expone si le está gustando, si está cumpliendo sus expectativas, cómo se imagina ciertos pasajes de la historia. Para ello sería bueno plantear actividades de debate en el aula, también actividades de llevar a cabo ilustraciones que reflejen cómo imaginan cada una de las cosas que suceden en el libro.

A mi modo de ver, debemos evitar las actividades que consistan en preguntas sobre la historia, sobre personajes, sucesos y demás. Creo que éstas dan la impresión a los niños de que son un examen y les desmotivan de cara a continuar con la lectura. Pienso que deben ser actividades lúdicas y no pequeños exámenes para ver si están leyendo y comprendiendo el libro. Considero que, como maestros, podemos percibir perfectamente si están leyendo y comprendiendo el libro fijándonos en quiénes participan en el debate, qué opinan sobre lo que sucede en la historia, incluso podemos hacer preguntas sobre la historia pero siempre orales y dentro del contexto de debate. Sería bueno que nosotros interviniésemos en el debate de forma activa, es conveniente que tengamos presente que somos el espejo en el que nuestros alumnos se miran y debemos ser ejemplo para ellos de lector. Ver que nosotros participamos en el debate opinando acerca del libro les motivará a continuar con la lectura.


Buscando información acerca de actividades para trabajar durante la lectura he quedado bastante decepcionado porque, prácticamente, todo lo que he encontrado se basa en realizar preguntas a los alumnos para comprobar que están comprendiendo el texto. Como he expuesto anteriormente, el objetivo es correcto, es importante comprobar que están comprendiendo la lectura, en lo que difiero es en la forma, no podemos hacer que los niños relacionen la lectura de un libro con un examen o un trabajo, leer es un placer no una materia de estudio para realizar un examen. Lo más grave de esta situación es que, de alguna manera, estamos engañando a nuestros alumnos, no se estudia un libro de lectura, un libro de lectura se lee. Parece algo obvio pero, desgraciadamente, en la mayoría de los centros educativos se comienza en Primaria con la “ristra” de preguntas acerca del libro para, pasar a la ESO, y continuar con algo peor, un examen del libro de lectura propuesto pero, ¿alguien lee un libro en su casa y hace un examen?¿no leemos los adultos en nuestro tiempo libre, a modo de entretenimiento y como hobbie?, ¿por qué los niños tienen que leer algo que ellos no han elegido y hacer un examen sobre el libro en cuestión? Sinceramente creo que, lo único que estamos consiguiendo de esta forma es que no les guste leer y, opino que el problema reside, sobre todo, en las actividades durante la lectura y de después de la lectura que, todavía hoy, continúan estando mal enfocadas.

¿Cómo deben ser las actividades para después de la lectura?

Debemos saber que, cuando se termina de leer ni mucho menos ha acabado el proceso de comprensión lectora. No tenemos que dar por sentado que el niño ha entendido todo el texto, no podemos estar seguros ni siquiera habiendo realizado actividades durante la lectura. Es imprescindible realizar una serie de actividades posteriores a la lectura para asegurarnos de que, el trabajo realizado ha sido correcto, de que el niño ha comprendido el libro. Es, de alguna manera, una evaluación de nuestro propio trabajo más que del trabajo del alumno.

El niño tiene que ser capaz de diferenciar los conceptos de “tema”, que es aquello sobre lo que trata un texto, e “idea principal”, que es el argumento fundamental de que se sirve el autor para explicar el tema.

Que el alumno sea capaz de realizar un resumen de la historia nos da una pista para pensar que ha comprendido el texto. El resumen debe ser libre, no conviene poner condicionantes. Un buen resumen puede tener una extensión de diez líneas o de dos. Cada niño se quedará con ideas diferentes del texto y, esas ideas, las plasmará de un modo más o menos breve. Por tanto, tenemos que dejar libertad a nuestros alumnos para realizar el resumen como mejor les parezca. Es un buen elemento para comprobar si han comprendido la lectura no obstante, pienso que debe ir acompañado de preguntas acerca de la historia pero, no preguntas del estilo: “¿de qué color era la bufanda que llevaba Pepito cuando entró en la tienda de Manolita en la página seis del libro?” sino preguntas acerca de los personajes, de cómo son, de cómo actúan, qué opinan sobre ellos, cuál les ha gustado más, a quién les gustaría parecerse, qué personaje es más parecido a ellos, por qué… preguntas con las que, igualmente, comprobaremos la comprensión lectora de nuestros alumnos pero, de un modo más lúdico, motivador e interesante para ellos. Una vez más diré que, considero fundamental que el maestro opine y responda también a estas preguntas, ellos se motivarán al vernos a nosotros participar en la actividad que hemos propuesto, si nosotros no nos metemos en ella, tampoco ellos participarán.


De la página web anterior he extraído algunas ideas de actividades para después de la lectura, considero que son interesantes los modelos de actividades como el resumen o las preguntas pero no como se exponen en la página. Pienso que están enfocadas a alumnos de tercer ciclo o, más bien de la ESO y, aún así pueden resultar poco motivadoras pues, por ejemplo, hay una serie de preguntas que son para responder de forma literal, otra serie de preguntas de “piensa y busca en el libro” y creo que, de esta forma, estamos haciendo un examen a nuestros alumnos sobre el libro que han de leer. Y recordemos que leer un libro para hacer un examen no cumple una de las funciones del libro que es entretener, ningún adulto después de leer hace un examen y los libros de lectura se leen, no se estudian. Pero, además de todo esto, hay muchas maneras de evaluar la comprensión lectora que no consisten en hacer un examen o contestar un listado de cuestiones acerca de detalles minuciosos del libro para comprobar si te has leído minuciosamente todas y cada una de las páginas del libro pues, uno de los derechos de autor es el de saltarse páginas así que tampoco nuestros alumnos están obligados a leerse todas y cada una de las páginas del libro.




2 comentarios: