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viernes, 23 de diciembre de 2011

¿Cómo crear? :S

La Escritura Creativa (literatura) se diferencia de la escritura informativa en que tiene como finalidad el gozo estético. Su propósito principal es deleitar y conmover; contrario a la Escritura informativa, cuya finalidad es la de comunicar el dato objetivo en la forma más precisa posible. De ahí que la literatura se caracterice por su lenguaje subjetivo, ambiguo y lleno de imágenes evocativas. La Escritura Creativa es, por lo tanto, un intento de expresión de la persona. La enseñanza de la Escritura Creativa, debe tener como meta, el que los niños, disfruten al expresar su visión de mundo y sus sentimientos por escrito. La finalidad estética deberá prevalecer sobre cualquier consideración didáctica, aunque esta finalidad estará presente. La escritura será verdaderamente creativa, en la medida en que se le dé al niño plena libertad para expresarse, y él sienta que al producto de su imaginación y fantasía, se le otorga la misma credibilidad y respeto que le otorgamos a lo que acontece en el mundo real.


Creación en prosa.
Primeramente sería conveniente definir qué es la prosa. La prosa es la forma ordinaria del lenguaje, no sometida a las leyes de la versificación ni del ritmo, es la estructura que toma naturalmente el lenguaje para expresar conceptos. Dicha forma no está sujeta a determinadas medidas o cadencias. La prosa es el modo natural que adopta el hablante para comunicarse, es nuestra forma habitual de expresión. 
Algunos consejos o estrategias para escribir prosa son:

-Leer en voz alta todo lo que has escrito es un excelente ejercicio que ayuda a descubrir las pausas, flujo, naturalidad y coherencia de las ideas en un relato.

-La aliteración o repetición de algunas palabras, a veces sirven para agregarle más poder a la escritura. Sin embargo, cuando son utilizadas sin cuidado ni medida, pueden leerse juveniles, torpes y embarazosas.

-Mejorar la ortografía. Una mala ortografía denota pereza y generan la mala impresión entre quienes te leen.

-Evitar las oraciones excesivamente complejas o demasiado largas para que el texto no termine resultando confuso e incoherente.

-Evitar el exceso de puntuación (especialmente con las comas). Un texto se lee mejor cuando lleva una puntuación limpia, breve y bien empleada.

-Practicar ejercicios de escritura libre. Muchas veces escribir todo el torrencial de tus ideas y emociones tal y como las sientes, puede ayudar a descubrir tu propio ritmo y estilo.

-Escribir en un lenguaje que evoque sentimientos, proyecten una idea específica, tengan humor, delicadeza, conlleven emociones sutiles y evoquen imágenes nítidas (sin caer en lo cursi y estúpido).

-Familiarízate con sinónimos, antónimos y demás palabras que le den elegancia, inteligencia, profundidad y clase a tu escritura, evitando caer en lo rebuscado.

-No te preocupes si tu “estilo” no es del agrado de alguna gente. Escribir es un arte y muchas veces lo que pudiera ser considerado demasiado corriente para ti, en otras personas inspira interés en leer. Date tiempo para descubrirte. La naturalidad y personalidad de un escrito es lo más importante, el resto vendrá después.

-Lee, lee y lee… entre más estilos, libros y autores conozcas, mas aprenderás a distinguir la diferencia entre un “buen escritor” y un “mal escritor” o un escritor mediocre. Aplica esos ejemplos y fíjate muy bien en no cometer los mismos errores. 


Las anteriores son algunas estrategias para hacer prosa pero, no debemos olvidar que, escribir es una pasión, un reto del ingenio, una creación que se va haciendo con la cabeza y con las manos. Cuando escribimos vamos uniendo palabras que acaban formando frases, se consiguen párrafos y con unos cuantos signos gráficos  se consigue  hacer un pequeño milagro, expresar algo, ideas, sentimientos… eso es lo más importante en la escritura, ya sea en prosa o en verso. Tener algo que expresar, que narrar, que poner por escrito para que otros lo lean o para, simplemente, que permanezca.

Escribir es un arte creativo. Podríamos decir que, escribir es al intelectual, lo que la didáctica al maestro o pedagogo, la escena al actor, la cumbre al alpinista… es algo extrínseco pero muy arraigado en él, tanto que termina siendo una cualidad intrínseca, que nace de dentro.

Así mismo, el escritor tiene algo de misterioso, posee la capacidad de meter en una hoja en blanco o en una pantalla de ordenador una serie de historias e ideas con la suficiente claridad que provoca que el lector mantenga la atención en ese texto, que dé parte de su tiempo personal en leer lo que “Fulano de Tal” ha escrito.

El escritor es un creador, aporta algo que antes no existía. Y esto, de alguna u otra manera lo hacemos todos los alumnos cuando redactamos un trabajo, una reflexión, o planificamos una actividad, estamos creando nuevos escritos y materiales que antes no existían y contando con una persona que empleará parte de su tiempo en leerlo y, en este caso, no solo leerlo sino también corregirlo.



Por tanto, todos de un modo u otro somos escritores. En una de las fuentes consultadas se argumentaba que para escribir prosa, verso, para escribir literatura tienes que poseer una serie de capacidades innatas, que no se aprenden. Yo comparto esta idea solo en parte. Pienso que, obviamente, hay una serie de habilidades innatas pero no creo que si no las posees no puedas escribir o desarrollarlas más tarde. Hay muchísimos talleres de escritura creativa que sugieren técnicas y estrategias para poder escribir de modo artístico y creativo quizá, acudiendo a estos talleres, no conseguirás escribir como la persona que posee esas características innatas pero podrás hacerlo de un modo aceptable. Por tanto, concluiré diciendo que no estoy del todo de acuerdo con esa afirmación.

Creación en verso.
Para escribir en verso debemos tener en cuenta una serie de características que lo diferencian y lo hacen más complejo que la prosa. Esas características especiales crean un ritmo y musicalidad especiales en esta forma de contar las ideas y experiencias del autor. Ahora vamos a conocer algunas de estas características diferenciadoras del verso. Primeramente debemos diferenciar entre verso, estrofa y poema. El verso es cada línea de un poema. La estrofa es un conjunto de versos relacionados por la medida y la rima. El poema es toda composición poética que esté formada por versos.

Poema de Miguel Hernández
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Llegó con tres heridas:
la del amor,
la de la muerte,
la de la vida.
Con tres heridas viene:
la de la vida,
la del amor,
la de la muerte.
Con tres heridas yo:
la de la vida,
la de la muerte,
la del amor.

Toda esta composición sería el poema. Cada conjunto de cuatro versos es una estrofa. El verso es cada una de las líneas del poema. Por tanto, diríamos que el poema anterior tiene doce versos y tres estrofas.

Otro aspecto que debemos conocer antes de hacer poesía es la métrica. Dentro de ella encontramos la medida y una serie de normas que la “regulan” o condicionan. Medir un verso consiste en contar sus sílabas, pero también debemos tener en cuenta la sinalefa, que consiste en formar una sílaba con la última vocal de una palabra y la primera vocal de la siguiente. Cuando una palabra termina en vocal o en /y/ y la siguiente palabra empieza en vocal, en /y/ con sonido de vocal o en /h/ muda, se produce una fusión de 
las dos sílabas por lo que, para el cómputo de sílabas poéticas, se contará una menos de las que tiene gramaticales.

Otro aspecto a tener presente es que, cuando la última palabra del verso es aguda, debemos contar una sílaba más. En cambio si la última palabra del verso es esdrújula, tendremos que restar una sílaba.

Tres elementos que sería bueno nombrar, en relación con la métrica, son la diéresis, la sinéresis y el hiato.

La diéresis es la licencia poética por la que se deshace un diptongo cuando queremos obtener una sílaba más en el verso para lograr una métrica armoniosa. Para indicar dónde hemos producido la diéresis poética, colocamos sobre la vocal correspondiente, que siempre debe ser una vocal débil, los dos puntitos idénticos a la diéresis gramatical.

La sinéresis es justo lo contrario a la diéresis. Se da cuando dos vocales que no forman diptongo normalmente, se pronuncian como si lo formaran, con objeto de restar una sílaba al verso.

El hiato es la licencia poética que hace el efecto contrario a la sinalefa.

Otra característica importante de la poesía es la rima, que consiste en la semejanza entre dos sonidos que se da a partir de la vocal tónica de la última palabra de cada verso. Ésta puede ser asonante o consonante. La rima asonante se da cuando la repetición solo afecta a las vocales. La consonante si se repiten vocales y consonantes en el mismo orden.

Los versos pueden ser de arte menor o mayor. La distinción la encontramos fijándonos en el número de sílabas, siendo los de arte menor los versos con ocho sílabas o menos y, los de arte mayor, los que poseen nueve o más sílabas.
En relación con este punto sería interesante estudiar cómo se nombran a los diferentes versos en función de su número de sílabas: bisílabos (dos sílabas), trisílabos (tres sílabas), tetrasílabos (cuatro sílabas), pentasílabos (cinco sílabas), hexasílabos (seis sílabas), heptasílabos (siete sílabas), octosílabos (ocho sílabas), eneasílabos (nueve sílabas), decasílabos (diez sílabas), endecasílabos (once sílabas), dodecasílabos (doce sílabas), tridecasílabos (trece sílabas), alejandrinos (catorce sílabas).


Creación dramática.
La obra dramática posee una estructura especial, está construida en forma particular y propia. Está dividida en actos, que normalmente son tres y sirven para separar los momentos dentro de la historia. En cada acto se presenta una especie de capítulo distinto, que nos muestra cómo va desarrollándose la historia. Dentro de cada acto pueden encontrarse distintos cuadros. El cuadro se genera cuando hay un cambio de escenografía, cuando el lugar donde se desarrolla la acción es distinto. Si la acción se está desarrollando en un parque y, continúa en el interior de una casa, ha comenzado un nuevo cuadro, hemos hecho un cambio de cuadro. Otra división dentro de los actos son las escenas, que comienzan o terminan cuando un personaje entra o sale del escenario. Todas estas divisiones no son obligatorias, no tienen por qué aparecer en todas las obras dramáticas. Hay obras escritas en un solo acto o autores que no marcan los diferentes cuadros o escenas de sus obras. Hacer estas divisiones en las obras tienen por objeto ayudar al posible director de la obra teatral, al igual que a los actores. Es a éstos a los que les servirán como guía para cuando realice el montaje de la obra dramática. En las que no lo tienen, el director debe inferir en qué momentos hay cambios de cuadro y escenas.

El lenguaje es otro de los elementos importantes que debemos tener en cuenta en la creación de una obra dramática. El lenguaje puede ser muy variado y, dependiendo del objetivo que queramos cumplir, será de una manera o de otra. Dentro del lenguaje podemos hacer alusión al parlamento, éste consiste en las conversaciones que mantienen en escena los diferentes personajes entre sí, o dirigiéndose al público, es en definitiva, lo que los personajes dicen. Este parlamento puede, efectivamente, consistir en un diálogo o mediante un monólogo, en el que el personaje habla para sí mismo en voz alta. Otro recurso es el “aparte”, en el que un personaje habla como pensando que los demás no lo escuchan, es como si hablara únicamente para el público y el resto de personajes no le pudiera oír. Éstas también son denominadas convenciones teatrales.


El texto teatral o dramático no es un texto con validez por sí mismo, como ocurre con la poesía y la novela. Está pensado y escrito como texto para la representación, independientemente de que sea o no representado. El autor desaparece, cediendo la voz a sus personajes, que deberán ser interpretados por actores, con vestuario, escenografía, "atrezzo", iluminación, música, efectos... siguiendo las indicaciones del dramaturgo.


Los maestros y todas las personas del ámbito educativo siempre buscamos hacer algo nuevo e innovador en el aula, hacer nuestras clases más productivas y dinámicas, tratando de conseguir la participación y el interés de todos los alumnos. Un buen recurso para conseguir esto es el teatro escolar. Hacer una obra de teatro significa muchas cosas: esfuerzo, preparación, dedicación y muchas horas… pero los resultados valen la pena. Con la realización de una obra de teatro, se puede fomentar y trabajar muchas cosas con los niños. Podríamos comenzar con la buena comunicación, división de tareas, compañerismo, trabajo en equipo como grupo/clase, pérdida del miedo escénico, práctica para hablar en público, imaginación, capacidad de ponernos en el lugar del otro, la creatividad…

Por otra parte, seleccionar correctamente la obra de teatro es tarea del maestro y es de suma importancia. Podemos escoger una obra de teatro que se relacione con algún tema 
en especial y, de este modo, trabajar algún contenido curricular de un modo diferente, ambientándonos e investigando sobre una época determinada, o aproximándonos a un tema en concreto. Para ello, el maestro debe poseer una buena capacidad para relacionar conceptos y de ser capaz de trabajarlos unidos en el aula. También debe poseer la suficiente cultura teatral y literaria como para seleccionar correctamente la obra a llevar a cabo en el aula conforme a una serie de objetivos.  

Otra alternativa es que el guión de la obra lo realicemos en el aula, entre todos los alumnos o contando, si fuera posible, con la colaboración de los padres y otros profesores. De esta forma, nuestros alumnos podrán sentirse más partícipes de la obra, como autores de la misma y no solo como actores. De este modo, no será la obra de otro autor o una obra impuesta desde fuera sino que, será la obra que nosotros habremos creado.
Pienso que el teatro puede llevarse al aula en cualquier momento de la escolarización siempre que adaptemos la obra a la edad y las circunstancias de nuestros alumnos.


Creación de un libro.
Primeramente a la hora de escribir un libro debemos tener claro ¿por qué estamos escribiendo o vamos a escribir ese libro? Responder a esa pregunta nos aportará seguridad para continuar con la tarea, debemos tener una intención clara, qué pretendemos con ese libro, a quién va dirigido, todas estas preguntas deben estar respondidas, debemos marcarnos un objetivo, una meta al comenzar a escribir un libro. También en el momento de crear no debemos ceñirnos a una serie de páginas mínimas o máximas, debemos crear únicamente, pensar en transmitir las ideas que queremos, expresar lo que deseamos sin prestar atención a la extensión. Nuestro trabajo debe ser cumplir con la intencionalidad y los objetivos que nos hemos marcado, ocupen lo que ocupen.


Eduardo Martínez Rico escritor y profesor de la facultad IE Universidad puede arrojarnos algo más de luz sobre cómo escribir un libro. En opinión de este autor, un libro solo se escribe si es una prioridad para uno mismo. Si estamos rodeados de cosas más importantes que nuestro libro, nunca lo escribiremos. Un libro es una amante celosa y absorbente, en palabras de Martínez Rico, y solo lo acabaremos si le dedicamos todos nuestros pensamientos, debemos convertirlo en una obsesión que nos acompañe a todas partes porque las ideas no surgen solo cuando estamos delante del ordenador sino que pueden darse en cualquier sitio. Para nuestro autor es muy importante avanzar en su libro todos los días, escribir algo, aunque sea poco, porque de esta forma siente que el libro está en marcha, que va creciendo. La creación de una obra si la abandonamos unos días, semanas o un mes es posible que nunca volvamos sobre ella. Un libro abandonado, en palabras de Martínez Rico, es muy difícil de recuperar.

Nos recomienda no perdernos demasiado en la fase de documentación pues, lo que hay que hacer es precisamente escribir el libro. aunque también deberemos optar por un término medio, si no tenemos nada que decir, a no ser que tengamos un estilo deslumbrante, no interesará nada de lo que escribamos. Un libro hay que cogerlo por los cuernos, según el profesor, y lanzarnos a escribir palabra por palabra, frase a frase, página a página, y si todo va bien veremos cómo avanzamos. Es muy útil hacerse un índice provisional, sobre lo que queremos escribir y contar, e ir llenando los títulos del índice con lo que vamos diciendo. Pero debemos a la vez ser flexibles, si hay que crear un capítulo nuevo lo creamos y si hay que eliminarlo lo eliminamos.

Una vez hayamos finalizado el libro, que aún será borrador, deberemos revisarlo varias veces, pulir el estilo y muchas otras cosas. Es recomendable que alguien de nuestra confianza, y que sepa del tema, lo lea, si es un buen escritor mejor.
Escribir un libro es una prueba de esfuerzo, una carrera de fondo.




1 comentario:

  1. Está muy bien. Yo añadiría un punto sobre la creatividad en la infancia (con referencia inexcusable a Rodari) y la necesidad de no incrustar las creaciones literarias de los niños dentro de su formación gramatical y lingüística simplemente. Es decir, la importancia concreta y autónoma que tiene la creación literaria en la educación de los niños de 6 a 12 años.
    En realidad se trata de ampliar el primer párrafo que va encaminado en ese sentido.
    De hecho, si miras las actividades para crear verso que os he colgado, hablan de trabajar fundamentalmente figuras poéticas (creativas) más que de ajustarse al ritmo y la rima.
    También deberías comentar que el maestro debe ser guía y seleccionador de estrategias, pero también ejemplo.

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