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jueves, 22 de diciembre de 2011

maestro se nace, no se hace

Si en la reflexión anterior dije que era el tema que más me había gustado hasta el momento y que más interesante me ha parecido, en ésta he de decir que es el tema, hasta el momento, que considero más útil, al menos de un modo directo, para mi labor como maestro.

He aprendido investigando sobre el tema y viendo los recursos que nos ha subido Irune un montón de ideas y actividades para trabajar la lectura en el aula de Educación Primaria. Creo que los maestros debemos aprovechar los recursos que otros nos proporcionan y no solo confiar en lo que las editoriales nos dan. Para un maestro todo es útil y aprovechable porque, prácticamente todo, puede llevarse al aula, con mayor o menor adaptación, pero podemos desarrollarlo en el aula. En ocasiones, los mismos maestros ponemos barreras, fronteras o límites a las clases y a los recursos que podemos utilizar en clase pero eso no es así, con ello lo único que conseguimos es hacer clases monótonas y repetitivas en las que los alumnos se aburren y no aprenden nada. El maestro debe ser esa persona despierta, interesada, trabajadora, casi mágica que es capaz de coger un recurso o elemento de cualquier disciplina y transformarlo de modo que se pueda llevar a cabo en el contexto del aula. Todo el que quiera enseñar debe tener un juglar en el bolsillo, sobre todo en Educación Primaria, debe conjugar la disciplina, el respeto y la autoridad con la frescura y la locura propia de un juglar. Y ambas cosas son perfectamente compatibles. Un maestro es aquella persona que tiene una autoridad que no necesita demostrar, precisamente, porque la posee. Quien no tiene una autoridad real necesita demostrar que la tiene, en cambio, quien posee una verdadera autoridad no necesita demostrarlo, los que están a su alrededor ya lo saben. Pero un maestro también tiene que ser una persona que esté un poco loca, loca en el sentido de magia, imaginación, fantasía, frescura…y tantas otras cosas que captan la atención de un alumno tan solo cruzando la puerta de la clase. Un maestro debe infundir admiración y no miedo, esa autoridad infunde admiración y es debida a ésta y no al miedo. Un maestro que infunde miedo a los alumnos difícilmente podrá educar y enseñar, un maestro que no tiene autoridad está perdido e incapacitado para educar y enseñar pues, no tiene autoridad para hacerlo; pero, un maestro que suscita admiración en sus alumnos, que es modelo para ellos y que a ellos, de algún modo, les gustaría ser como él, ese maestro tiene allanado el camino hacia el corazón de sus alumnos, a éste le escucharán por ser quien es, por ser su maestro, la persona que está con ellos y les acompaña en su desarrollo, la persona que parece que todo lo sabe, esa persona paciente y atenta que te explica las cosas las veces que sean necesarias, que se empeña en que día a día aprendas, que puede enfadarse, pero nunca lo hace de corazón, que es capaz de dar más horas de su tiempo si es necesario por sus alumnos…


Antes he hecho alusión a ello pero, me gustaría volver a hacerlo porque considero de vital importancia añadir otra cosa al razonamiento. He expuesto que los maestros debemos ser receptivos a cualquier recurso y que, prácticamente todos, pueden llevarse al aula de Educación Primaria siendo más o menos adaptados, según sea necesario. Pues bien, además de esto, pienso que el maestro debe ser una persona con mucha imaginación, debe ser capaz de plantear una actividad para trabajar un determinado 
tema  en cinco minutos pero ¿qué sucede? Que eso no se aprende haciendo una carrera, eso se aprende trabajando con niños pero, es más, en muchas ocasiones ni trabajando con niños se adquiere esa habilidad o destreza. Mi opinión es que, maestro se nace no se hace. Uno no se hace maestro haciendo una carrera, uno nace con una serie de capacidades, de talentos y hay personas que nacen con la capacidad de hacer estas cosas, nacen con esa magia y, otras personas que, por mucho que se empeñen y estudien magisterio, nunca van a adquirir esa destreza. Pienso que hay muchas personas que no han estudiado magisterio y son verdaderos maestros por las cualidades que poseen para trabajar con los niños, crear actividades imaginativas y brillantes para niños. 
Creo, para concluir, que tener el título de Graduado en Educación Primaria no te hace maestro, maestro es la persona que posee una serie de habilidades innatas o bien es capaz de desarrollarlas a lo largo de la experiencia trabajando con niños. No entiendo porque tantas personas que no tienen vocación y no sirven para maestros estudian magisterio, seguramente podrían ser magníficos fisioterapeutas, enfermeros, médicos, abogados o economistas, y además ganarían más, pero ya está bien de tener titulados en magisterio que no son maestros, que no valen y lo peor de todo, nunca han valido.    

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