El motivo de escoger este fragmento de la película de Hércules para hacer un comentario es simplemente que me gusta mucho la letra de la canción. Me veo, en gran medida reflejado en Hércules. Creo que soy un joven que quiere ser maestro, que tiene esa “ambición” y que, para ello está trabajando duro, para ser maestro de verdad, no únicamente para tener la carrera de maestro pues, muchísimas personas en España se gradúan año tras año y no son maestros, tienen el título pero no lo son de verdad. Del mismo modo Hércules era un joven que quería llegar a ser un héroe y para ello va a hablar con Fil para convencerlo de que merece la pena entrenarlo.
Me parece muy sugerente lo que dice Fil “yo ya no esperaba nadie con ambición”. Como estudiante de magisterio siempre es gratificante que haya personas que te digan que vales para la profesión, que se te da bien… es lo que todos, y yo personalmente, esperamos escuchar de nuestros formadores, de nuestros maestros pero, eso sí, solo espero escucharlo sí es la verdad. En varias ocasiones he argumentado que pienso que sí un formador percibe que una persona no sirve para ser maestro debería decírselo, de la misma manera yo agradecería mucho a mis profesores que me dijesen que no sirvo para la profesión si, realmente, así lo consideran. Considero que se ha perdido en gran medida la figura del maestro, y en este caso no me refiero al maestro de Educación Primaria, sino al maestro, a la persona que te guía en tu trabajo cuando estás empezando, que te aconseja y te forma en cierta medida a través de la práctica. En muchos trabajos manuales existía esa figura, y era una figura respetada y autorizada para aconsejarte, reprenderte si lo haces mal y guiarte hasta que adquieras la suficiente experiencia. A mi modo de ver, esa figura la tienen nuestros profesores en la universidad. Creo que es indispensable que, en todo momento tengamos muy presente cuál es nuestra meta, tanto profesores como alumnos, debemos saber perfectamente que la meta, el motivo por el que allí estamos es para formarnos como maestros y, sobre esa meta debe girar toda la labor docente, toda la actividad que en la universidad desempeñamos. En muchas asignaturas nos perdemos en el temario, perdemos precisamente ese objetivo último, el ser maestros, y es como un regreso al Bachillerato, donde se estudiaban las asignaturas sin ningún fin, simplemente por estudiarlas para el examen, no con un fin formativo, no para aprender más acerca de cada una de ellas. En la película de Hércules, tanto Fil como el propio Hércules tenían muy claro cuál era el fin de su labor, tenía muy claro por qué madrugaban cada mañana y se pegaban esos palizones entrenando, para conseguir que Hércules fuese un héroe verdadero. Lo mismo debemos tener nosotros siempre en cuenta, madrugamos, estudiamos, nos esforzamos, vamos a clase, hacemos trabajos…con el fin de llegar a ser buenos maestros, de ser maestros.
Pienso que cuando olvidamos el objetivo por el que estamos aquí cunde el desánimo, el hastío, el cansancio y la desmotivación. Si bien es cierto que otros traen estos sentimientos “de casa” porque no tienen vocación, están aquí, en un aula de Magisterio, como podrían estar en una de Empresariales, ADE o INEF.
Continuando con la canción del bueno de Fil nos encontramos con otro trozo que dice: “ser un héroe es un don”. Yo opino exactamente lo mismo acerca de ser maestro, en alguna reflexión he argumentado que “maestro se nace, no se hace” y lo creo firmemente. Muchas cosas pueden pulirse con buena voluntad y con actitud y ganas pero debe haber un don, debe haber unos mimbres a partir de los que construir. Una persona que no sea imaginativa, que no posea frescura, “chispa”, gracia, capacidad de expresión, creatividad… es difícil que pueda ser un buen maestro, no obstante, todas estas capacidades, teniendo un mínimo pueden paliarse con trabajo, trabajo y más trabajo. Con ganas de mejorar, de ser un buen maestro, de formarse, con interés y actitud. La persona que las posea tendrá que trabajarlas en menor medida, la que no las posea tanto deberá incidir más en ellas. Cuando estoy en clase miro a mi alrededor y veo muy buenas cualidades en la mayoría de mis compañeros, pienso que muchos llegarán a ser buenos maestros porque, precisamente observo en ellos esas habilidades y, los que quizá no las tienen tan “a flor de piel” o tan desarrolladas, se esfuerzan por mejorar en ellas.
Otro fragmento, en relación con lo apuntado en el párrafo anterior, es: “es más que la fuerza, es lo que te esfuerzas”, esta parte para mí es clave. Aunque poseas unas capacidades innatas muy buenas, siempre va a ser necesario que te esfuerces. El esfuerzo y la constancia es la base del éxito y esto, hoy en día, parece haber sido relegado a un segundo plano (siendo generoso), por no decir que ha desaparecido. El esfuerzo es básico, fundamental en cualquier tarea que desempeñemos en la vida. Si posees unas cualidades geniales y te esfuerzas por mejorarlas llegarás a ser un genio. Tener buenas aptitudes no te exime de tener que mostrar una buena actitud, porque si tienes buenas cualidades y además te esfuerzas conseguirás grandes cosas; si, por el contrario, tienes buenas cualidades y no haces nada, como mucho llegarás a ser un maestro mediocre.
Por otra parte, no podemos exigir esfuerzo a nuestros alumnos si no somos capaces de esforzarnos nosotros. No concibo cómo, personas que hacen lo mínimo imprescindible para aprobar en la carrera, van a exigir luego a sus alumnos que trabajen y se esfuercen. No cabe duda de que lo harán y eso es un acto de hipocresía y cinismo, todos los aquí presentes (que lleguemos a ser maestros) exigiremos a nuestros alumnos esfuerzo y trabajo, aunque sea solo por mantener nuestro puesto de trabajo, pero no por ello dejaré de pensar que, la persona que no ha sido capaz de esforzarse ella no tiene legitimidad ni autoridad moral para exigir a los niños que se esfuercen.
Me gustaría concluir con una frase de Fil: “tú harás que se ejerza tu don”, precisamente es esto de lo que hemos estado hablando anteriormente, es necesario que, además de poseer cualidades innatas, nos esforcemos, trabajemos por ser buenos maestros. No perdamos nunca de vista que vamos a trabajar con niños, con la parte más importante y delicada de la sociedad. Nuestros alumnos, algún día, nos agradecerán que nos hayamos esforzado por ser maestros de verdad.
Te digo lo mismo que a Javi: no dejes este blog cuando acabe la asignatura. Lo has convertido en un recurso excelente de reflexión sobre la educación. Sería una pena que lo abandonaras y, además, como carta de presentación para tu currículo sería excelente. Cualquier director que lo leyera te contrataría con los ojos cerrados.
ResponderEliminarTengo la intención de continuar con el blog porque, cuanto más escribo, más me gusta. Muchas gracias Irune por animarme a continuar haciéndolo, sé que esto requiere constancia y esfuerzo pero pretendo continuar, aunque al igual que Javi no puedo dar un ¡sí! seguro, porque nunca se sabe que puede pasar, pero mi intención es no dejar de escribir :) muchas gracias Irune por tu ánimo de verdad!!!!
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